Rubicón: El cambio de las Niñas y Niños a los 9 años.
- Equipo de Misión Waldorf
- 5 nov 2021
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 28 dic 2024

¿Qué es el rubicón?
Todo educador (Madres, Padres, Maestros y familiares) que conviva con NiƱas y NiƱos de alrededor de nueve aƱos, puede notar que es diferente. En esta edad pasan por una serie de cambios que marcan una "mini-pubertad", esta transición no se acompaƱa de cambios fĆsicos evidentes, y por ello, a veces suele pasar desapercibida, o atribuirse a un "problema" del NiƱo; las reacciones emocionales que empiezan a ser mĆ”s intensas, no necesariamente es porĀ rebeldes y volubles, muchĆsimo menos un indicador de que la adolescencia ha llegado (hay que esperar algunos aƱos mĆ”s para ello). Es comĆŗn que no sepamos a quĆ© atribuir los cambios que empezamos a notar y que no reaccionemos adecuadamente a ellos.
Los niƱos y niƱas de esta edad estĆ”n atravesando lo que en la pedagogĆa waldorf se llama rubicón, una etapa natural de desarrollo en la que se dejan atrĆ”s el mundo mĆ”gico de la niƱez, puede ser una etapa difĆcil porque la sensación es la de estarĀ perdiendo el paraĆso terrenal que representaba el apego con sus padres y se sienten de manera contundente separados de aquellos que habĆan cubierto por completo sus necesidades emocionales, lo cual puede ser abrumador.
El rubicón es parte del desarrollo sano de los niños.
Pasar por esta etapa es necesario para el desarrollo de su individualidad, es importante que los adultos lo veamos como un proceso natural y deseable, y tambiĆ©n es valioso que entendamos que nada de eso lo hace mĆ”s fĆ”cil para los chicos. Imagina encontrarte de repente solo en el mundo, despuĆ©s de toda tu vida sentirte integrado y protegido, sin querer, sin darte cuenta, iniciar un camino en el que la sensación es de separación de la seguridad que conocĆas; es comprensible tener sentimientos de tristeza, soledad, miedo, confusión y hasta enojo.
Como parte del proceso empiezan a cuestionarse muchas cosas que hasta ahora habĆan sido completamente certeras: Āæme quieren mis papĆ”s?, Āæsoy parte importante de esta familia?, Āæme quieren mis amigos?, Āæsoy adoptado?, ĀæpreferirĆ”n a alguien mĆ”s que a mĆ?. Y con ellos pueden aparecer reclamos como quieres mĆ”s a mi hermanoā, nunca me escuchas, no me quieres, nunca me haces caso, que nos hablan de los profundos sentimientos que estĆ”n teniendo y que serĆa importantĆsimo que los atendamos desde SU necesidad, y no la molestia que puede generarnos su actitud; la cual tambiĆ©n es vĆ”lida, porque convivir con un niƱo o niƱa en etapa de rubicón, plantea un reto interesante a los educadores.
Para complementar un poco mĆ”s de lo que los niƱos viven, hay que agregar que la muerte empieza a concebirse de una manera muy diferente, por primera vez se ve como algo real o definitivo, ocasionando como es natural, miedo a morir o a que las personas importantes mueran; esto a veces se manifiesta de manera sutil, aparecen miedos que ya se habĆan superado (a la oscuridad, los monstruos o quedarse solo) o bien, aparecen algunos nuevos, enfermarse, tener un accidente, que sus padres salgan, separarse, etc.

El papel de los adultos en el acompañamiento del Rubicón
El rubicón es una etapa que puede representar un reto, para el niño, para su familia y sus compañeros y maestros. Somos los adultos los responsables de informarnos, entender, validar y afrontar sanamente esta etapa de crecimiento, atendiendo a sus necesidades y orientando con compasión para hacerles sentir seguros y acompañados en este proceso.
Es fundamental que los educadores entendamos que las actitudes de las niñas y niños en esta etapa siempre tienen un porqué y aunque a veces los percibamos como caprichosos, llorones, rebeldes o inestables necesitan que VALIDEMOS lo que estÔn sintiendo, esto quiere decir dar espacio a sus sentimientos, en lugar de minimizarlos o pretender eliminarlos, decirles no tengas miedo o no te sientas asà resulta sumamente invalidante por un hecho muy obvio: asà se sienten. Palabras como entiendo que te sientas asustado, veo que estÔs molesto, se que te sientes triste, pueden ser mÔgicas, porque permiten a los niños ser libres de sentir lo que sea que estén sintiendo en lugar de pelear contra algo que no pueden controlar.
Validar no se trata de darle rienda a la emoción y fomentar que crezca, involucra un balance entre no minimizar/anular y no potencializarla; asĆ mismo, acompaƱarles en esos momentos, hacerles sentir que estamos ahĆ, que les protegemos y estĆ”n seguros puede ser un reto cuando no estamos acostumbrados a hacerlo, porque nos implica eso: ESTAR AHĆ, en todos los sentidos, acompaƱarles verdaderamente, con paciencia, amor y compasión.
Orientar cómo afrontar sanamente estos sentimientos es otra de las funciones que tenemos como adultos, que incluye necesariamente las dos anteriores, esto puede variar enormemente dependiendo de la situación y lo que creamos que funcione en un momento determinado. En conjunto puede ser algo como: entiendo que estÔs enojado porque crees que siempre te regaño a ti y no a tu hermana, gritarme y contestar de esa manera es algo que no voy a permitir que hagas, si necesitas un momento puedes tomar un espacio tu solo o puedo acompañarte, o bien, me parece comprensible que tengas miedo si piensas que voy a morir, a mi también me da mucho miedo perderte, pero aquà estoy contigo y todo estÔ bien, vamos a dejar esa sensación un ratito y sola va a irse, ¿necesitas que te abrace?.
Estas frases variarĆ”n dependiendo de la situación en la que estemos y las palabras que sean nuestro estilo utilizar, si pudieramos determinar un āesquemaā para armarlas serĆa: validar ā mostrar cómo afrontar ā cubrir la necesidad emocional (de compaƱĆa, protección, seguridad, empatĆa, escucha, amor).

El rubicón en los adultos que acompañan, ¿qué considerar?
Es perfectamente comprensible que a los educadores tambiƩn nos resulte abrumador el afrontar esta etapa, requiere mucho dominio de nosotros mismos para no actuar desde nuestras propias emociones, y eso es todo un reto. Este momento de nuestros niƱos nos obliga a CRECER y ser mejores, podemos aplicar esas frases y esas formas de afrontamiento tambiƩn con nosotros mismos.
Por Ćŗltimo, comentar que es comĆŗn que esperemos mucho de ellos, porque los vemos como niƱos grandes, o cuasi-adolescentes, pero no lo son, hay que recordar que son NIĆAS y NIĆOS todavĆa, de hecho son sus Ćŗltimos atisbos de niƱez. Es importante asumir nuestro rol de autoridad y hacer uso de nuestro criterio para el acelere de convertirlos en adolescentes (algo que la sociedad hace cada vez mĆ”s rĆ”pido). Tener cuidado a la hora de elegir cómo se visten, quĆ© actividades, pelĆculas, aparatos, permisos y contenidos a los que tienen acesso, ya que aunque parezca, hay cosas para las que emocionalmente aĆŗn no estĆ”n preparados.
Evitemos acortar su niñez y alargar su adolescencia (lo serÔn hasta mÔs o menos los 21 años), ya que no los harÔ madurar mÔs pronto, sólo se conseguirÔ poner sobre sus hombros una carga mÔs pesada que la que emocionalmente pueden cargar y de la que es necesario. Recordemos que las decisiones nos corresponden a los adultos y que hasta este momento es totalmente normal que necesiten de nosotros.
Probablemente si a todos los adultos nos preguntaran si querrĆamos volver a ser niƱos, muchos de nosotros sin dudarlo responderĆamos afirmativamente, ĀæporquĆ© entonces apresurarlos a dejar atrĆ”s su niƱez?, hay que permitir que los niƱos sean niƱos, ya llegarĆ” el momento en que dejen de serlo, cuando estĆ©n listos.
Ideas bÔsicas del Rubicón
Los cambios en el estado de Ônimo y actitudes de las niñas y niños a los 9 años es normal, parte de su proceso de individuación, necesario para crecer y madurar.
Es valioso que los educadores tengamos información acerca de lo que se espera en esta etapa para acompañarlos compasiva y empÔticamente en este proceso.
Esta etapa, en la pedagogĆa waldorf, se llama rubicón.
Lo mejor que podemos hacer, es entender que es normal, validar lo que sienten, acompaƱar sus dudas y temores y ayudarlos a afrontar positivamente estas situaciones difĆciles.
Las decisiones importantes nos corresponden a los adultos, no a los niƱos. Ellos pueden elegir algunas cosas sencillas, eso es importante, pero no pongamos sobre ellos el peso de decidir sobre su vida, eso serƔ mƔs adelante.
Si necesitas saber cómo llevar a la prÔctica los puntos anteriores, mantente atento a nuestro blog, acÔ compartiremos información que puede ayudarte en la retadora tarea de ser Padre/Madre y Criar con Amor.
